19 de marzo de 2012

LOS ESTADIOS DE LA CONCIENCIA HISTÓRICA


Erase una vez un hombre. Era una vez. Era, puesto que ya no es. Era, así que es, porque sabemos que "era una vez un hombre" y que será mientras haya alguno dispuesto a contar su historia. Es un ser humano el que "era una vez", y sólo los seres humanos pueden contar su historia porque sólo los seres humanos saben que "era una vez". "­Era una vez" es el tiempo de los seres humanos. Es tiempo humano.
Había una vez un hombre "allí". Estaba allí y no aquí. Pero él está aquí y permanecerá aquí mientras alguno cuente su historia aquí. Es un hombre el que "estaba allí". Sólo los seres humanos pueden localizarlo "allí", porque sólo los seres humanos conocen la existencia de un "aquí" y un "allí". "Aquí" y "allí" son el espacio de los seres humanos. Son espacio humano.
AGNES HELLER
La historicidad no es sólo algo que nos haya sucedido. No es una propensión en la que nos podamos "deslizar" como si fuese un vestido. La historicidad somos nosotros; nosotros somos tiempo y espacio. Las dos "formas de percepción" kantianas no son otra cosa que la conciencia de nuestro ser. La conciencia de nuestro ser es nuestro ser. Las categorías apriorísticas kantianascantidad, cualidad, relación y modalidad‑ son secundarias desde un punto de vista ontológico. No son la conciencia de nuestro ser, sino la expresión del reflejo consciente en nuestro ser. Los seres humanos pueden concebir el tiempo y el espacio sin necesidad de la cantidad, la cualidad, la relación y la modalidad, pero no pueden concebir ninguna categoría al margen del tiempo y del espacio. Incluso lo absurdo es temporal y espacial, porque somos tiempo y espacio.
"Todos los seres humanos son mortales." Los animales perecen, pero no son mortales. Sólo son mortales aquellos que son conscientes de que van a perecer. Sólo los seres humanos son mortales. Puesto que somos tiempo, no hemos sido ni seremos. Puesto que somos espacio, nuestro no‑ser significa no estar aquí. Cuando no estemos, no estaremos aquí, sino allí. en el aire, en el viento, en el fuego, en el cielo, en el infierno o en la nada. Pero incluso la nada es espacio, de la misma manera que "nunca" es tiempo. Somos mortales, pero no estamos muertos. No podemos concebir el "estar muertos" porque somos tiempo y espacio.
Que no hayamos sido ni seremos, que no hayamos estado ni estaremos aquí, significa que cuando nosotros no éramos, otros eran y que cuando nosotros no seamos, otros serán; que cuando nosotros no estemos "aquí", otros estarán. Podemos imaginarnos que no éramos ni estábamos aquí en tiempos de César o Napoleón, pero no es posible imaginar que no éramos ni estábamos aquí cuando no había nadie. Podemos imaginarnos que no seremos ni estaremos aquí cuando otros estén, pero no es posible imaginar que no seremos cuando nadie sea. "No‑estar aquí" sólo tiene sentido si otros también están. No estar en ninguna parte sólo tiene sentido si otros también están. No estar en ninguna parte sólo tiene sentido si existe "alguna parte", y no‑ser, sólo si existe un ser. "Erase una vez un hombre" significa que hay alguien que narra su historia y que habrá alguien que la narrará. La historicidad de un hombre comprende la historicidad de la humanidad. El plural tiene prioridad respecto al singular: yo soy si nosotros somos, y no soy si no somos. La cuestión principal de la historicidad es la planteada por Gauguin: "¿de dónde venimos, qué somos, adónde vamos?"
Desde el momento de la mortalidad, desde el momento del tiempo y el espacio, siempre hemos planteado esa misma pregunta, expresando así la historicidad del género humano con la que siempre ha estado y está relacionada la historicidad de nuestro ser (el ser de cada individuo). La interrogante no varía jamás, pero sí las respuestas. La respuesta a la pregunta "¿de dónde venimos, quiénes somos, adónde vamos?", la llamaremos "conciencia histórica", mientras que las respuestas, constituirán los estadios de la conciencia histórica.

Agnes Heller: Teoría de la Historia, pp. 13-14.
(texto resumido)




No hay comentarios:

Publicar un comentario